Melanie (19 años, Surco)
Conocí a Melanie cuando me retiraba de una incursión algo decepcionante con una kine. Yo salía del cuarto y la veo a ella en la sala, era una chica menuda, jovencita, usaba un polo casual y jean. Melanie me acompaña a la salida y me abre la puerta, pero antes de salir le pregunto ¿tú también atiendes? Me dice que si y estoy como alucinado, una jovencita tan bella metida en este negocio... ñam, ñam... decido que debo probarla la próxima vez.
La semana siguiente tomo la decisión de visitar a Melanie. Llego como al mediodía y llamo de un teléfono público, al frente del edificio de departamentos, para confirmar. Toco el timbre, la empleada baja a abrirme, entro y me hacen esperar en una sala casi desamoblada. No me siento nervioso pero si ansioso por ver -y sentir- a Melanie 'al natural'.
Pasados unos minutos me hacen pasar al cuarto, un tanto oscuro y cerrado, pero amplio. Allí está ella, vestida sólo con un sostén y una tanguita, sus rizos amarrados, su piel canela y figura delgada. Pero lo más impactante es esa carita tan dulce, esos ojos inocentones y esa boquita chiquita... es una belleza.
No lo pienso mucho y me voy al ataque, empiezo por acariciarle todo el cuerpo: sus piernas, su lindo trasero y su espalda. Es una delicia el contacto con esa piel canela tan tersa, firme y tibia. No necesito mucho más para que mi pene esté 'despierto' y tras sacarse lo poco que tiene encima, Melanie me conduce a la cama. Estoy acostado, ella me acaricia y luego procede a chupármela, se siente bien, pero como que no es su fuerte, apenas y se mete la puntita. Pero se le perdona, pues sólo tiene 19 años y supongo que no tiene mayor experiencia, pues me confesó que no lleva ni un mes trabajando y sólo ha tenido un novio.
El sólo hecho de ver esa linda boquita llenándome de saliva la punta del pene, basta y sobra y ya estoy a punto. Me acuesto en el lado inferior de la cama, con el espejo del cuarto al frente y ella se pone sobre mi, mirándome mientras se sienta en mi verga totalmente dura. Parece que le duele un tanto y exclama: "¡ay, Jesús!" mientras se lo introduce lentamente en su estrecha vagina. Estamos así unos minutos y luego se da vuelta para quedar frente al espejo. En pleno sube y baja sobre mi miembro me confiesa que le gusta verse mientras lo hace, que le excita mucho. Eso me pone más cachondo y le doy más duro y ella suelta unos gemiditos.
Después, pasamos a mi pose favorita 'el perrito', ella se pone al borde de la cama con el espejo a mi lado izquierdo, apoya sus manos y levanta su culito "¡qué vista, por mi mare!" Le sujeto las nalgas con las manos y le doy de alma, pero Melanie me dice que le duele, que vaya más despacio y trato infructuosamente de bajar la marcha. Llega un momento que la penetro tan fuerte que lanza un grito, y de afuera preguntan si está bien, "Sorry, se me pasó la mano" me excuso, ella se ha puesto colorada y yo sudo como loco. Qué rica esta chibola...
Después, pasamos a mi pose favorita 'el perrito', ella se pone al borde de la cama con el espejo a mi lado izquierdo, apoya sus manos y levanta su culito "¡qué vista, por mi mare!" Le sujeto las nalgas con las manos y le doy de alma, pero Melanie me dice que le duele, que vaya más despacio y trato infructuosamente de bajar la marcha. Llega un momento que la penetro tan fuerte que lanza un grito, y de afuera preguntan si está bien, "Sorry, se me pasó la mano" me excuso, ella se ha puesto colorada y yo sudo como loco. Qué rica esta chibola...
A continuación, me acuesto al centro de la cama y ella se sienta sobre mi echando sus pequeñas tetas sobre mi cara, mientra la penetro y le agarro alternadamente su cintura y su apetitoso trasero. Melanie se mueve bien y, tras unos minutos de intenso 'mete y saca', hace el ademán de levantarse, pero no la dejo y sigo dándole con ganas. Al rato, trata de escaparse por segunda vez y yo la vuelvo a agarrar. La cama de madera hace un ruido infernal, y me preocupa un poco que nos escuchen los vecinos.
Así estamos unos 15 minutos, hasta que la dejo levantarse y me hace una chupada para terminar... me dice que "no le entra todo" y que "se va a volver bocona", y yo me río "si pues, tu boca es chiquita" le digo. Finalmente, su boquita cumple su cometido y termino dentro de ella. Melanie está agotada realmente, apoya su pecho desnudo contra el mío y nos quedamos acostados, abrazados y sudorosos pero contentos (al menos yo).
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